Estamos viviendo una época donde más que nunca el miedo está presente en nuestras vidas. Miedo a la incertidumbre, a enfermar, a quedarnos sin trabajo, a estar solos y no ver a nuestros seres queridos…. miedo a que no vuelva a quedar papel higiénico o levadura en el supermercado… 😛
Los niños y adolescentes han adquirido también en este tiempo miedo a cosas que tal vez nunca se hubieran tenido si no estuviéramos viviendo esta pandemia.
El miedo, como cualquier otra emoción, tiene una función. El miedo nos ayuda a protegernos frente a los peligros y nos prepara para huir o para defendernos. En la infancia y adolescencia forma parte del desarrollo evolutivo, al igual que se va desarrollando el lenguaje, las habilidades motrices o el desarrollo cognitivo. En este sentido, el miedo también es un buen indicador cognitivo, por ejemplo, que tengan miedo a los extraños indica que ya saben distinguir caras familiares de las no familiares.
Está claro que como papás y mamás no nos gusta ver a nuestros niños y adolescentes sufrir y pasarlo mal. Ese sentimiento, precisamente, puede hacer que nosotros también adquiramos miedo a su miedo y nos volvamos algo «torpes» ante esas situaciones sin saber cómo poder ayudarles de forma adecuada.
Lo principal es tomar conciencia de si ese miedo está dentro de lo esperado para su edad y si su intensidad y frecuencia también está dentro de un orden. A lo largo del post tenéis los miedos típicos por grupos de edad.
También os dejo 3 claves que os pueden ayudar a aclarar si estamos ante un miedo «normal» o algo más complejo:
- Suelen ser transitorios y cambian relativamente rápido
- Son típicos y compartidos por otros niños/adolescentes
- No son limitantes, es decir, no interfieren significativamente en el funcionamiento cotidiano
Si en cambio comenzáis a notar que el miedo es desproporcionado (porque la situación no es amenazante o peligrosa), irracional o interfiere en la vida cotidiana del niño, podéis estar delante de una fobia. En este caso acudid a un especialista que os asesore y oriente para lograr superarla con éxito.
No quiero acabar sin plasmar dos ideas importantes.
La primera de ellas es acordarnos siempre de VALIDAR la emoción que nos están comunicando. En muchas ocasiones se nos escapa un «no tengas miedo». Y ahí nos quedamos. Con lo cual yo me imagino que el «amigo de x años» que tenemos delante pensará «muy bien, ya está solucionado. ¡Menudo cachondo mi padre/madre!». Seguro que se sienten mucho mejor y conectamos con él/ella de forma más fácil si lo cambiamos por un «entiendo que tengas miedo, yo estoy contigo».
Y segundo, seamos conscientes de que muchas veces tenemos MIEDO AL MIEDO. Pensamos que lo vamos a pasar terriblemente mal, que no tenemos estrategias, que es una situación inabarcable para nosotros pero…. todavía no la tenemos encima y ya estamos muy asustados y sin energía. Al miedo hay que vencerlo pasando por él y seguro que encontramos estrategias para hacerlo de la forma menos desagradable posible. 🙂
Si ahora estás viviendo una situación de miedo importante, te mando mucha energía y la seguridad de que si buscas en tu interior, con o sin ayuda, lo afrontarás con éxito. ¡Ánimo!
Carmen Marco
Psicóloga de aprenderT